Qué es:
La enfermedad degenerativa valvular en perros es una enfermedad crónica en la que las válvulas del corazón, principalmente la mitral y la tricúspide, dejan de funcionar correctamente, afectando la forma en la que el corazón bombea la sangre al organismo. Esto ocurre debido a que estas válvulas actúan como unas “compuertas” que ayudan a controlar el flujo de sangre dentro del corazón.
Esta enfermedad suele ser asintomática en las fases iniciales y, a medida que va avanzando, pueden surgir algunos síntomas asociados como tos, fatiga y falta de apetito.
La enfermedad degenerativa valvular es una de las enfermedades del corazón más comunes en los perros adultos con más de 7 años, principalmente en los de raza pequeña. Por este motivo, es importante que si su mascota presenta algún signo o síntoma indicativo de problemas cardíacos, se acuda al veterinario para que realice una evaluación e indique el tratamiento más adecuado.
Principales síntomas
Los síntomas que puede producir una enfermedad degenerativa valvular a medida que la enfermedad avanza son:
- Tos (que puede ser seca o productiva). Vea otras causas de tos en perros;
- Fatiga y cansancio;
- Falta de apetito;
- Intolerancia al ejercicio;
- Agitación e inquietud durante la noche;
- Respiración acelerada, dificultad para respirar y/o ruidos respiratorios.
Además, en fases más avanzadas el veterinario puede identificar un soplo cardíaco durante la auscultación, letargia, acumulación de líquido en el abdomen (ascitis), mucosas pálidas y también puede sufrir desmayos súbitos (síncope) por la falta súbita de sangre a nivel cerebral.
Qué puede causarla y cómo ocurre
En la actualidad aún no se tiene claro cómo ocurre esta enfermedad degenerativa valvular. No obstante, se cree que puede estar asociada con:
- Factores genéticos;
- Alteraciones en la producción o en la regulación de colágeno (componente que forma parte del tejido de las válvulas);
- Procesos inflamatorios;
- Estrés;
- Factores moleculares y neurohormonales;
- Infección bacteriana;
- Hipertensión arterial;
- Alimentación.
Durante las fases iniciales de esta enfermedad lo que ocurre es que la válvula (que es la compuerta que regula el flujo de sangre entre los compartimientos del corazón) comienza a trabajar de forma errada, haciendo que un porcentaje de la sangre se devuelva del ventrículo hacia la aurícula. Esta situación ocasiona la aparición del soplo cardíaco.
A medida que la enfermedad avanza, se ejerce mayor presión sobre la aurícula izquierda y esta aumenta de tamaño, debido a que recibe la sangre proveniente de los pulmones y la que se devuelve del ventrículo izquierdo, ocasionando una sobrecarga de volumen.
No obstante, durante las fases tempranas todo este mecanismo se mantiene compensado y el corazón logra trabajar bien, sin embargo, a medida que progresa, el corazón va aumentando su tamaño debido al esfuerzo que realiza para bombear la sangre al organismo. Además, también comienza a ejercer presión sobre los vasos sanguíneos de los pulmones, favoreciendo la acumulación de líquido y ocasionando un edema pulmonar, culminando en un síndrome de insuficiencia cardíaca congestiva.
Razas con mayor riesgo
Las razas con mayor prevalencia a sufrir de enfermedad degenerativa valvular suelen ser las de porte pequeño y mediano (< 20 kg), que incluyen:
- Cocker Spaniels;
- Daschunds;
- Beagles;
- Caniche miniatura;
- Pomerania;
- Yorkshire terrier
- Schnauzers
- Fox Terrie;
- Chihuahuas;
- Pinscher Miniatura;
- Whippet;
- Cavalier King Charles Spaniel.
No obstante, no significa que los perros de porte grande no puedan presentar esta enfermedad, sin embargo, la prevalencia es menor, pero el desarrollo suele ser más acelerado que en los perros de pequeño y medio porte.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico es indicado por el veterinario, el cual deberá evaluar los síntomas presentes y los antecedentes médicos de su mascota. Además, realizará un examen físico en el cual deberá observarse la región torácica y abdominal, así como auscultarle el corazón para identificar si hay o no la presencia de un soplo cardíaco.
En caso sospeche de una enfermedad cardíaca, el médico veterinario podrá solicitar la realización de una radiografía de tórax para evaluar la silueta del corazón y ver si hay alguna afección pulmonar secundario a un problema cardíaco.
También podrá solicitar una ecografía cardíaca, pues este es un método no invasivo que permitirá identificar de forma precoz la enfermedad en su fase silenciosa, así como evaluar el tamaño de las cámaras del corazón, la magnitud del reflujo, qué tan afectadas están las válvulas, entre otras características importantes para el diagnóstico y para la clasificación de la enfermedad.
Además de esto, también podrá solicitar algunos exámenes sanguíneos como una hematología completa, proteínas totales, creatinina sérica y un examen general de orina, en caso lo considere necesario.
Cómo es el tratamiento
El tratamiento de la enfermedad degenerativa valvular deberá ser indicado por el veterinario, pues este dependerá de la fase en que se encuentre la enfermedad y del estado de salud de su mascota, como se indica en la tabla a continuación:
Fase | Características | Tratamiento |
A | Perros con alto riesgo de desarrollar la enfermedad y no presentan alteraciones. | No requiere. Solo vigilancia veterinaria. |
B | Perros con enfermedad cardíaca pero sin signos clínicos. | - |
B1 | Perros sin síntomas que no presentan alteraciones en la rayo X ni en el ecocardiograma. | No requiere. Solo vigilancia veterinaria cada 6 a 12 meses. |
B2 | Perros sin síntomas con alteraciones en las cámaras izquierdas del corazón, comprobada por RX y ecocardiograma. | Pimobendan cada 12 h. |
C | Perros con signos clínicos de insuficiencia cardíaca (IC). | - |
C Agudo | IC descompensada recibiendo ayuda hospitalaria. | Pimobendan cada 12 h. Diuréticos como la furosemida por vía intravenosa. |
C crónico | ICC compensada recibiendo tratamiento en casa. | Pimobendan cada 12 h. Diuréticos como la furosemida o torasemida cada 12 h. Antihipertensivos como el benazepril o enalapril cada 12 h. Espironolactona cada 12 a 24h, según sea el caso. Diltiazem para controlar la arritmia. Digoxina cada 12 h. Antitusígenos y broncodilatadores. Monitorización del apetito, frecuencia respiratoria y cardíaca en reposo. Ajustar las dosis de los fármacos según el estado de salud del perro. |
D | Fase terminal de la enfermedad con síntomas que no responden al tratamiento. | Diuréticos como la furosemida o torasemida. Que puede ser complementado con la Hidroclorotiazida. Pimobendan cada 12 h. Vaso dilatadores arteriales. Sildenafil. Antitusígenos y broncodilatadores. Betabloqueantes. Nitroprusiato sódico. Estimular el apetito, mejorar la nutrición, aumentando proteínas, disminuyendo el sodio y aportando ácidos grasos gordos ricos en omega-3. |
D agudo | IC que no responde al tratamiento en régimen hospitalario. | - |
D crónico | IC que no responde al tratamiento en casa. | - |